Todos los días echo mis barquitos de papel, uno tras otro, corriendo abajo.
Llevan pintado con grandes letras negras mi nombre y el nombre de mi pueblo.
Si en la playa desconocida adonde lleguen alguien los encuentra, sabrá quién soy yo...
Mis barquitos van cargados con flores del jardín de mi casa; y estoy seguro que estos capullos cogidos al alba llegarán con bien a tierra por la noche.